August 16, 2020
By: Fr. Matthew Weider
At the time of writing this article, I’ve been within the Catholic Community of Waukesha for just under a week. One of the first tasks when being new is to try and learn names. In my first week, I would have to say unofficially, that the name that seems to be the most common is…. Mary. Or, one of the different variants of the name, Maria, Mary Alice, Mary Anne, Mary Jane, Mary Jo. This is one of the signs that we are Catholic! We love the name Mary because it connects us to our Blessed Mother Mary, who connects us to Jesus. On Saturday, August 15th we celebrate the Solemnity of the Assumption of Mary into heaven. This day celebrates the reality that Mary was assumed into heaven body and soul. In the Holy Land there’s the Church of the Dormition of Mary, which commemorates the spot where Mary was taken up into heaven. Within the church there’s a particular unique painting of Jesus carrying Mary to heaven. It’s a startling painting because we’re used to the reverse of the picture, Mary holding baby Jesus. Mary’s journey body and soul into heaven is meant to be a foreshadowing of the resurrection of our bodies. Unlike Mary’s Assumption, when we die, our immortal soul goes to the Lord while our bodies stay here on earth waiting for Christ’s second coming. In the meantime, contemplating the Assumption of Mary, especially in decade dedicated to it in the Rosary, usually brings with it two powerful graces. First, it is a mystery that is meant to bring healing to our bodies since it anticipates the heavenly reality where our bodies no longer experience illness and pain. Lift up those who are in need of healing in this mystery! Secondly, meditating on this mystery, unlocks the fruit of a happy death. We pray for all those close to death that their soul might be accompanied by Jesus to our Father in heaven in the same way Jesus lead Mary to heaven.
With Mary, In Mary, Through Mary…For God’s Greater Glory!
Fr. Matthew Widder
Al momento de escribir este artículo, he cumplido poco menos de una semana dentro de la Comunidad Católica de Waukesha. Una de las primeras tareas al ser nuevo es intentar aprender nombres. En esta, mi primera semana, tendría que decir extraoficialmente que al parecer el nombre más común es…. María. O bien, una de las diferentes variantes del nombre: Maria, Mary Alice, Mary Anne, Mary Jane, Mary Jo. ¡Este es uno de los signos de que somos católicos! Amamos el nombre María porque nos conecta con nuestra Santísima Madre María, quien nos conecta con Jesús. El sábado 15 de agosto celebramos la Solemnidad de la Asunción de María al cielo. Este día celebramos la entrada de María al cielo en cuerpo y alma. En Tierra Santa se encuentra la Iglesia de la Dormición de María, que conmemora el lugar donde María fue llevada al cielo. Dentro de la iglesia hay una pintura única de Jesús elevando a María al cielo. Es una pintura sorprendente porque estamos acostumbrados a una imagen diferente, por lo general vemos a María sosteniendo al niño Jesús. El viaje de María en cuerpo y alma al cielo es un anuncio de la resurrección de nuestros cuerpos. A diferencia de la Asunción de María, cuando nosotros morimos, nuestra alma inmortal va al Señor mientras nuestros cuerpos permanecen aquí en la tierra esperando la segunda venida de Cristo. Mientras tanto, contemplar la Asunción de María, especialmente dentro del Misterio dedicado a ella en el Rosario, trae consigo dos poderosas gracias. Primero, es un Misterio que tiene la intención de traer curación a nuestros cuerpos, ya que anticipa la realidad celestial donde nuestros cuerpos ya no experimentan enfermedades ni dolor. ¡Se levanta a los que necesitan curación en este Misterio! En segundo lugar, meditar sobre este Misterio abre el beneficio de una muerte feliz. Oramos por todos los que están cerca de la muerte para que su alma sea acompañada por Jesús a nuestro Padre celestial de la misma manera que Jesús llevó a María al cielo.
Con María, En María, Por María ... ¡Para mayor gloria de Dios!
Padre Matthew Widder